miércoles, 27 de septiembre de 2006

Una parábola que define nuestros limites.. (Mr. S & S)

"Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños.

Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales...Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?.
¿Por qué no huye?.

Cuando era niño, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del elefante...Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia:"Si está amaestrado,¿por qué lo encadenan?".

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca...Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño".

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él. Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro...Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa, porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos.
Hacemos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.
Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos:"No puedo y nunca podré".

Esto es lo que nos pasa, vivimos condicionados por el recuerdo…La única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!."


JORGE BUCAY

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Conocia la historia del elefante, pero siempre me parece interesante, es cierto, hay mucha gente que no puede o no quiere intentar arrancar sus estacas, por que es un espacio conocido, y asusta lo desconocido....sin embargo, reconozco que a mi lo que mas me gusta es tratar de desacerme de esas estacas....this is my life...
Déjá vu
PD te felicito, tu blog es muy bonito...

Anónimo dijo...

Hermoso cuento para contarselo un dia a mi hijo.

Un abrazo

Ra

Anónimo dijo...

Sabia reflexión la que hace Bucay, con respecto a las ataduras y las cadenas. Gracias por traerla querido amigo. Sé que estás ahí, y también tú sabes que yo estoy un poco pallá. Gracias por estar siempre.
Te quiero mucho

lhuzdelhuna dijo...

Me ha gustado la forma de ver la tristeza de la vida del elefante
porque a mí siempre me ha dado mucha pena lo que sufren desde pequeños y atados o enjaulados lo animales sufren como no se maginan,se tienen que volver locos...es una verdadera pena que el ser humano sea tan inhumano con los animales...
Y muchas personas tampoco escapan de sus cadenas....
Un Besazo

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